Artículos Publicados en el CEPMP

 
 BOLETÍN Nº 37 2º TRIMESTRE 2002 
  ETOLOGÍA DEL MONTAÑA DEL PIRINEO
   
   
  OBSERVACIONES CONDUCTUALES DEL MONTAÑA DE LOS PIRINEOS
COMPORTAMIENTO DEL MONTAÑA EN MANADA III
  Por Toni Meler y Sylvie Tarlowski
   
  INTRODUCCIÓN
 


Las observaciones que a continuación vamos a describir se inician en Enero del 2001 y finalizan en Abril del 2002. Los cambios y nuevos fenómenos conductuales observados con respecto a las descritas en los Boletines 27, 32 y 34, vienen dados por la aparición en el escenario de la Manada Humano-Perruna de dos "cachorros", uno humano y otro canino.


Foto Binimeler

En este último año y medio no se ha producido ningún sobresalto en la convivencia de la manada original Humano-Canina.

Las novedades observadas no han repercutido de manera negativa en la Manada, todo lo contrario.

Con las condiciones creadas, descritas en el Boletín nº 34, la convivencia entre los primeros miembros se mantiene prácticamente inalterable. Las jerarquías, roles, estatus y rutinas básicas entre ellos, no se han modificado prácticamente. Por lo que es sobre la aparición de los dos nuevos miembros en la Familia humano-canina, que hemos realizado las siguientes anotaciones.

 

  DESCRIPCIÓN MANADA
 
Datos tomados desde Enero del 2001 hasta Marzo del 2002.
Descripciones físico-psíquicas miembros originarios Boletín 27 y 32.
  1. Macho Adulto (MACH) de 8 años.
  2. Hembra Adulta (HAD) de 7 años.
  3. Hembra Joven (HJ1) de 4 años.
  4. Hembra Joven (HJ2) de 4 años.
  5. Macho Joven (MJ) de 4 años. Visitas ocasionales: 5 semanas Febrero-Marzo 2001 y 3 semanas Agosto 2001.
  6. Macho Cachorro (MCA) de 17 meses.

Características Psíquicas según Test Campbell y observación de Campo: Alta Dominancia, Alta Sociabilidad, Baja Agresividad, muy activo y con gran apego a la Manada y a la familia.

  • · Bebe Humano Hembra nacida en febrero del 2001.
  FENÓMENOS CONDUCTUALES OBSERVADOS A PARTIR DE LA INCORPORACIÓN DEL CACHORRO MACHO
 
El Cachorro Joven pasó a vivir desde el 3 día de su llegada a casa con la Hembra Joven(HJ2)(de baja Dominancia), que desde 1999 vivía sola, con la salvedad de algunas horas(y no siempre)con los Machos Adulto y Joven.

Era una hembra que se pasó prácticamente sola dos años, con lo que la incorporación de un Cachorro macho a su cotidianidad nos preocupaba un poco. En su soledad la perra se había vuelto muy recelosa con todos los miembros de la Manada, incluso con los machos. Siendo como era una perra de escasos 3 años, sus rutinas, actitud (gran pasividad), era de perra casi anciana. La posible incorporación del cachorro podía alegrarle la vida. A pesar de nuestras buenas intenciones teníamos claro que en el caso que la hembra no lo aceptase, el cachorro hasta su edad adulta tendría que vivir con la otra Joven Hembra de Alta Dominancia, que formaban el trío con la madre y el macho Adulto(con la salvedad de las visitas del macho Joven). Esta solución de emergencia en principio nos molestaba por: 1. Por la perra joven que vivía sola y 2.porque nos encontraríamos con 3 grupos, cuando ahora sólo los teníamos al realizar sus estancias el Macho Joven.


Ch. Aneto con Julia y Judit
Foto Binimeler

Por si nuestras previsiones de convivencia se torcían, todas las zonas de exclusión estaban construidas, por lo que estábamos relativamente tranquilos.

La incorporación del cachorro a la manada se realizó de la siguiente manera. En su llegada encerramos a todos los perros y dejamos corretear al cachorro por la zona de Vigilancia. Al verlo y olerlo todos los perros ladraron, pero sin ninguna agresividad, siendo las perras jóvenes las que tenían mayor curiosidad.

Durante las dos horas que permaneció suelto, los perros no ladraban si no se acercaba a ellos. Después de esta primera fase de adaptación, dejamos al cachorro en una zona de exclusión colindante con la zona de exclusión de su futura compañera.

Dejamos 24 horas al cachorro solo en la zona de exclusión con la caja con la que realizó el viaje, y con un trozo de manta del nido de su Camada. Durante estas 24 horas el Macho Adulto y la hembra Adulta no le hicieron ni caso y lo ignoraron totalmente. Parecía que con los 5 primeros minutos de sus correrías, por la zona de vigilancia, tuvieran claro que se producía una nueva incorporación y punto.

La actitud de las hembras jóvenes si que fue diferente. Las dos hicieron impenitente guardia a ambos lados de la zona de exclusión del cachorro; daba la impresión que se lo disputaban, incluso ni comieron ese día. Estaban las dos hembras como disciplinadas centinelas, al tanto del más mínimo movimiento del pequeño.

El cachorro estaba encantado, comía y movía la cola constantemente. Después de aumentar su aislamiento 24 horas más, decidimos dejarlo con su nueva compañera, ya que ni ella ni la otra perra demostraban atisbo alguno de agresividad hacia él, pero si entre ellas.

El "encuentro" entre el cachorro y la joven hembra fue de una tranquilidad pasmosa, jugaron un poquito y a dormir juntos como si tal cosa. La relación entre la perra y el cachorro es y era materno-filial.


Ada y Ch. Aneto (6 meses)
Foto Binimeler

Sólo en dos ocasiones, en los primeros meses, la "madre" adoptiva realizó un marcaje severo, con colmillazo incluido, pero poco más, y la verdad es que en estas dos ocasiones el cachorro se lo ganó a pulso al ser un provocador y un molestón. La perra adoptiva demostró en estos meses una paciencia inusual.

La perra Joven dominante al cabo de unos pocos días comprendió que el juguete no era para ella y dejó de hacer guardia en la puerta de la zona de exclusión (no sin disgusto), sin embargo en los momentos que con posterioridad convivió con él, su actitud fue más tolerante y maternal que con las visitas de su hermano, al que no le deja pasar ni una.

En cuanto al Cachorro su vida en la manada es de lo más feliz, con ninguna preocupación de vigilar, mandar, etc. Siendo como es un perro de alta Dominancia, que con 6 meses plantó cara a las hembras adultas, ha adoptado complacido su rol del pequeño de la casa y está teniendo un desarrollo psíquico - físico lentísimo. (*Ver Neotenia y características propias de razas super evolucionadas y con gran capacidad de Adaptación(Boletín nº32). Con 17 meses todavía rompe todo que pilla (zapatos, pinzas juguetes, etc.). Realiza perfectamente sus funciones de vigilancia siempre y cuando esté sólo, y sea "estrictamente necesario".


Ch. Aneto con 6 meses
Foto Binimeler

Con respecto a los Adultos, el Macho ni caso, sólo cuando las hembras han estado en celo y el cachorro ya era maduro sexualmente, el "Jefe" ha marcado en silencio por la noche la zona de exclusión del Cachorro donde estaba aislado. Con respecto al Macho Joven, el jefe es más insistente en el ritual de dominancia con relación al cachorro, ya sea porque lo percibe como más dominante o porque el otro es un visitante ocasional.

En los primeros meses el cachorro estuvo algunos ratos con el Macho Adulto y éste lo único que hacia era lanzar una especie de gruñido-gemido para persuadirle que no se acercarse; el pequeño ni caso con lo que el Macho Adulto tenía que desaparecer a la Azotea donde el cachorro no podía molestarle. Cuando el cachorro ya tuvo medidas adultas, dejamos de ponerlos ocasionalmente juntos, por si acaso.

Con respecto a la Perra Adulta, ésta se ha mostrado indiferente, pero notamos que le tiene "ganas", ya que ella es la super-jefa y todos tienen que pasar por el aro de su autoridad. Por eso hemos optado por no juntarles nunca, hasta que el macho esté hecho y derecho, para aguantar una posible embestida de 50 kilos de mal genio cuando de asuntos de Dominancia se trata.

El Cachorro al único que le tiene un poco de "manía" es al macho joven, sobre todo si los miembros de la familia humana juegan con él, lo acarician, etc. En cambio las caricias hacia los otros miembros de la manada le son indiferentes y los digiere bien.

El cachorro es, no obstante su carácter anárquico, de una obediencia exquisita y de un escrupuloso respecto hacia los miembros de la familia humana, y eso que sólo ha recibido una torta en el Morro cuando se le pilló in fraganti comiéndose una caja eléctrica del jardín.


Aixa y Alfa "atentos"
Foto Binimeler

 

  FENÓMENOS CONDUCTUALES OBSERVADOS A PARTIR DE LA APARICIÓN DE UNA BEBE HUMANA
 
La llegada de un bebe con tanto perro en casa siempre ocupa más que preocupa, por lo que decidimos desde el primer día que nuestros perros distinguiesen la diferencia entre un bebe humano y un bebe perruno, aunque con el tiempo nos hemos dado cuenta que ellos lo tenían más claro que nosotros.

No somos de los que cuando hablamos de nuestra raza creemos que nuestra raza es pluscuamperfecta e ideal para todo, incluso para los bebes y niños, sencillamente porque los Montañas son gigantes, independientes y cabezones. El Montaña no responde al patrón de raza - mascota, que les tiras una pelota y te la devuelven a toda pastilla. Con un Montaña cuando le tiras una pelota pueden pasar tres cosas: 1.No va a recogerla, 2.Va a recogerla y la devuelve al cabo de una hora, y 3. Va a recogerla y se la queda. Con esto no queremos decir que no pueda existir una buena armonía entre Montañas y Niños, como dicen algunos recurriendo a argumentos maximalistas como la naturaleza primitiva y salvaje de la raza(dixit) (como si de Tigres de Bengala se tratasen), pero si es bien cierto que el Montaña no es un Golden y decir lo contrario creemos que sería hacer un flaco favor a la raza.

Durante sobre todo los 2 ó 3 últimos meses del embarazo de la mamá humana observamos algo impresionante y es que los Montañas, sobre todo los Adultos, intuían claramente el embarazo. Trataban a la mamá con gran delicadeza, cuando abría la puerta de la calle no se le tiraban encima y la acompañaban tranquilamente a la casa.

Esta clara intuición por parte de los perros de la existencia de otro ser en la barriga de la mamá, queda perfectamente reflejada en el momento de la llegada del hospital a la casa con la recién nacida, todos tuvieron una leve curiosidad, pero poco más, tenían clarísimo la existencia del bebe antes que naciese.

En los siguientes días realizamos el ritual de que cada vez que entrábamos o salíamos de casa al jardín o del jardín a la calle hacíamos que los perros oliesen pies/pañales. En Honor a la verdad los Montañas lo tenían todo clarísimo sin necesidad del ritual, pero bueno lo hacíamos, y ellos mostraban mucho respeto e incluso indiferencia.


Aixa, Alfa y Marta
Foto Binimeler

Tenemos que aclarar que nuestros perros no entran bajo ningún concepto en casa, con lo que a priori, la entrada del bebé en casa suponía un distingo evidente para los perros.

Las primeras muestras, que la indiferencia perruna hacia el bebé era más fingida que real, la tuvimos al cabo de poco tiempo. Nuestra principal inquietud de la relación del bebé con los montañas era de éste con los adultos o jefes, y fue con estos con que comprobamos que estaban al tanto de todo. El Macho Adulto, que a priori era el más indiferente, cuando oía llorar el bebé hacía guardia en la ventana más cercana a los lloros y ladraba desesperado y angustiado hasta que los lloros finalizaban. Con respecto a la Hembra Jefa, rápidamente comprobamos su control sobre el bebé. Dejamos el bebé en el jardín en el cuco y un conocido de la familia que conocen y toleran nuestros perros(incluso les da comida), fue a acercarse al bebé, la perra se levantó y sin decir ni , se situó delante del bebé sin dejar acercarse al ahora "extraño"; ni se puso agresiva, ni enseñó el colmillo, sencillamente no lo dejaba acercarse y él evidentemente no se acercó.

Otro caso parecido ocurrió cuando unos amigos de la casa y de los perros quisieron en verano bañar al bebé en una bañera de plástico en el jardín; la perra no se inmutaba, pero cuando vió que la metieron en el agua, se dirigió como una flecha hacia la bañera dando vueltas alrededor de ella con gran inquietud, que no desapareció hasta que no se acabó el baño.

El primer año de vida del bebé, al no caminar, sus contactos con los perros siempre fueron con los padres. Cuando el bebé ya caminó se dirigía a toda pastilla hacia los peluches gigantes que estaban en el jardín. Hemos hecho todo lo posible para enseñar al bebé a respetar a los montañas, a no tirarse encima, a no tirarles del rabo y demás lindezas que suelen hacer los niños a los perros. Esto es difícil dada su corta edad, pero lo intentamos y lo seguiremos intentando. Nosotros consideramos a nuestros perros como miembros de la familia, no como juguetes-mascotas, a los que por lo tanto se tiene que respetar y eso creemos que es imprescindible, dado sobre todo a su tamaño, a pesar de lo cual tenemos que resaltar que son de una delicadeza casi felina con el bebé.

La jefa de la casa es curiosamente la que más paciencia tiene con ella, se lo deja hacer todo, incluso le cede su rincón favorito en la terraza y siempre que la niña duerme en el jardín, ella está permanentemente a su lado hasta que se despierta.

El macho adulto cuando la niña deambula sin control se escapa y cuando lo acorrala le lanza esos gruñidos característicos de angustia, que reflejan el pánico que siente de hacerle daño sin querer, la niña ni caso y el perro (como no) acaba en la azotea. Intentamos estar al tanto para que la niña no moleste al jefe, porque sinó el pobre se impone permanentemente el autodestierro cuando ve a la niña salir al Jardín.


El Macho Adulto "En la azotea"
Foto Binimeler

Los otros miembros de la manada combinan los lengüetazos inevitables con la indiferencia, siendo el cachorro macho el más cariñoso y pesado.

Si que hemos observado que el bebé humano distingue desde muy pequeña a los diferentes miembros de la manada, no los confunde.

Con respecto a los niños que se crían con Montañas hay que tener en cuenta lo siguiente: Los bebés son unos auténticos Kamizaques, no tienen miedo a ningún perro o bicho viviente, y después tienen otro problema el de la percepción del tamaño. Tuvimos que dejar a la niña unas tardes con una señora que tenía un caniche, al segundo día de dejarla, la señora nos llamó la atención sobre el hecho que la niña de 14 meses maltrataba al perro, que le golpeaba, etc., nosotros tuvimos que explicarle que la niña no quería maltratarle, sino que la mesura de sus "caricias" estaban en consonancia con el tamaño de nuestro perros y no del suyo.

Así como entendemos, que la educación rígida en el primer año de vida de los Montañas es fundamental, para la correcta convivencia con ellos, también creemos (aunque sea más difícil)que a los niños también se les tiene que educar en el respeto y en la consideración de los Montañas como unos amigos o compañeros(perrunos), más que en unas Mascotas o juguetes. Si esta convivencia y este respeto se mantiene, nuestros Montañas serán unos guardianes-compañeros insobornables para nuestros hijos.

 

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